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AFRICA, RETOS Y TORMENTAS

Aún está amaneciendo. He pasado ya los controles y arrastro mi maleta hasta mi zona preferida de la terminal, aquella desde la que las prisas de la gente quedan atrás y sólo se ven los aviones aparcados cargar y descargar lentamente pasajeros y maletas. Esa zona que podría estar en Frankfurt, Paris o Lisboa y donde te sientes ya cerca de casa.

Pescadores en Dakar - Fuente: Elaboración propia
Pescadores en Dakar – Fuente: Elaboración propia

Tras casi 10 años de experiencia en Africa, aún recuerdo las miradas de extrañeza de los compañeros cuando pedí participar en un proyecto que llegaba de ultramar y del que nadie quería ni oír hablar. En aquél momento, un perfil internacional era algo poco común y apenas necesario. Incluso era posible identificar unas características particulares en los perfiles internacionales, sin embargo, la realidad es que no se ponía una gran atención en ello y cuando alguien así aparecía, entraba en otro circuito y quedaba catalogado como un “outlier”.

Por eso se hacía difícil comprender las motivaciones de esos “outliers” más aún cuando la empatía estaba (y sigue estando) mal vista en nuestra profesión. Si no había gran preocupación por los que estaban cerca, cómo se iban a preocupar de los que voluntariamente se iban lejos. Eso acabó.

En Africa me han amenazado de muerte; he sobrevivido a las picaduras de los mosquitos, a las diarreas, a los viajes interminables en carreteras y pistas de dudosa factura; he esquivado a vespertinos conductores  kamikazes en Ramadán; he sufrido el desabastecimiento, los controles militares, la medidas de seguridad,  salud e higiene deficientes, la contaminación; el calor sofocante, la extorsión, el contrabando; he esquivado de casualidad atentados, revueltas y guerras civiles. Muchas historias y anécdotas he acumulado, algunas que no quiero recordar y todo esto sólo en unos pocos años y viajes y en un puñado de países.

Por ello, cuando se habla del continente del futuro, cuando leo los nombres de las empresas y de los países para los que éstas buscan candidatos, cuando aprendo los precios ajustados de los proyectos y los salarios que se quieren pagar o cuando descubro gente sin experiencia en África poniéndose el paracaídas para aventurarse en el continente, se me parte el alma.

¿Tú te quieres ir a Libia? me llegó a preguntar un antiguo jefe al volver tras varios años en el norte de África como si yo estuviera deseoso de expatriarme de nuevo, como si esa fuera mi finalidad en la vida. No había nada más detrás de su propuesta, ni información, ni proyección profesional, ni conocimiento del lugar siquiera; sólo me ofrecía un paracaídas para mí, pero que a quien convenía era a él.

He de reconocer que he aprendido mucho sobre mala gestión de las personas los años que trabajé para esta persona y que eso ha sido trascendental en mi carrera profesional. Diría incluso que le estoy agradecido. Obviamente, año tras año me negué a ir a Libia a sus órdenes y es que jamás debes seguir a un mal líder y menos si eres tú quien asume todos los riesgos. A otros sin embargo los he seguido con fe ciega y de ellos he aprendido lo que es el liderazgo.

Lo mío es pura vocación internacional, fuera de España me siento vivo, me siento útil. Pero es igualmente válido si es por mero pragmatismo. Se trata de plantear un camino que te acerque a tus sueños y nosotros los ingenieros tenemos tal pasión por nuestra profesión que nada más que eso es una garantía de felicidad. Por ello me duele tanto el desconcierto de los compañeros más jóvenes. Yo también he tenido prisa al principio de mi carrera profesional y nadie parecía tener tiempo para ayudarme. Por ello he intentado orientar y dar consejo a todo el que he creído que podía necesitarlo y por ello estoy tecleando en mi portátil ahora mismo.

Pienso que los ingenieros jóvenes no necesitan acumular más formación para intentar diferenciarse, sino un mix de experiencia y desarrollo profesional apropiadamente seleccionados y orientados en cada momento. Cada día veo nuevas oportunidades de desarrollo para los compañeros jóvenes; sin embargo para muy pocas de ellas hay un camino directo. Y es que muchas veces hay que apuntalar ciertas cualidades, capacidades o conocimientos periféricos, novedosos, complementarios o que pasan desapercibidos para dar pié a que surja la oportunidad en el campo deseado, y aquí estamos hablando de años.

Una buena detección de las cualidades y los gustos de cada persona es crítico para acertar en un plan de desarrollo profesional. Existen buenos métodos para ello.  Finalmente un buen apadrinamiento que asegure una buena campaña de proyección del individuo así como una buena herramienta de comunicación son de nuevo fundamentales. Complementario a todo esto está la gestión de la motivación, algo que es muy fácil perder si no se tiene un horizonte claro.

Algo parecido a esto se hacía de forma interna y caprichosa en algunas empresas. A día de hoy apenas si existe esa opción. Por supuesto, si tu jefe era el que te desarrollaba, jamás iba a proponerte que cambiaras de empresa o de sector, lo cual era una gran barrera al desarrollo profesional y personal.

Hoy por hoy hay que encontrar una forma de navegar en un océano de grandes empresas en el que el individuo no parece ser significativo y que tiene un uso específico vinculado a su rentabilidad en un momento determinado. Un entorno en el que hemos pasado de luchar contra mareas a tener que pelear con cada ola.

Ahora más que nunca es importante explotar el conocimiento que se va acumulando en los compañeros. Pero digo más, las grandes estrellas de todos los campos siempre han tenido asesores, coaches, sponsors o managers que les han ayudado a explotar su talento. Los ingenieros españoles tenemos que actualizarnos en estas técnicas, tenemos que dejar de jugar únicamente en nuestros círculos cerrados y perder el miedo a brillar en la sociedad y en el mundo. Si hoy toca estar en Nepal por ejemplo, allí tendríamos que estar y eso debería de ser tan importante para los ingenieros como el Haramain o como la colocación de las exclusas del “canal”.

Desde el punto de vista del entrevistador, queda una sensación especial cuando hablas con un candidato que sabe por qué quiere el trabajo, que se sabe ganador sólo con conseguir el puesto. Esa persona va a ser feliz desde el primer día no por el sueldo, no por el hecho de tener trabajo, no por el nombre del puesto, sino porque ha conseguido avanzar un paso en su carrera profesional. Igualmente sabrá cuándo dejarlo. Si el individuo no avanza en sus metas y sueños, ¿cómo podemos pensar que un sistema compuesto por individuos, llámese organización o llámese sociedad, pueda tener el más mínimo futuro?

Con esta tormenta de ideas y recuerdos que han ido brotado con el amanecer mientras espero mi vuelo de vuelta del Cairo, creo que he intentado transmitir que Africa no es un continente fácil. Muchos compañeros que han tenido que pasar por Argelia o Libia o Gabón por necesidad lo saben bien. Por ello, sólo se debería ir convencido de que ir es la recompensa y de que con poner un pié ya te estás acercando a tus metas, de lo contrario, todo lo bueno puede quedar eclipsado por lo mediocre.

 

Christian Barba Rodulfo

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad de Granada con MBA International por la IE business School. Actualmente trabaja como Africa Area Manager en GETINSA-PAYMACOTAS

7 comentarios

Responder a Francisco Cancelar

  • Muchas gracias por tu texto, que además está muy bien redactado, y te felicito por ello, porque la prosa no suele ser brillante entre nosotros.

    Yo no tengo experiencia en Africa, pero sí en Sudamérica, hace ya muchos años, y me ha recordado algo mis inicios en el extranjero, salvando las distancias, claro está.

    Espero coincidir contigo en alguna ocasión y poder charlar.

    Saludos.

    • José Luis,
      Me alegra lo que me dices. Estaré encantado de vernos en algún evento y conocer tu experiencia en sudamérica.
      un abrazo

  • Me alegra leer un articulo sobre experiencias de espanyoles en Africa. Yo vivo en Camerun desde hace cuatro anyos, trabajando con una empresa americana, y por desgracia he visto a muchas empresas espanyolas desembarcar (a veces desesperadas por la crisis en Espanya) y acabar perdiendolo todo. Sin embargo, hay muchísimas posibilidades de negocio, pero efectivamente hay que hacer las cosas con mas calma y viniendo con mas preparacion y conocimientos del pais.
    Saludos!

    • Hola Fernando,
      Interesantísmo comentario. Me gustaría mucho conocer tu experiencia en Camerún, no dejes de contactar conmigo si pasas por Madrid y tienes un rato libre.
      Un saludo

    • hola! por casualidad he topado con tu comentario, y perdona por mi grosería, queria preguntarte que tal es la vida allí, si tienes contacto con otros españoles y demás y como está la seguridad, tengo una oferta para trasladarme a Yaounde el mes que viene como ingeniero civil y estoy analizando todo, cualquier ayuda será un regalo para mí, muchas gracias, un saludo.

  • Muy buen artículo, me gustaría saber más de las posibilidades de trabajo en este continente, así como algo más sobre tus primeros pasos para adentrarte en él. Creo que no resulta nada fácil, sobretodo mentalmente, preparase para cruzar el estrecho.

    Muy buen artículo!

    • Hola Emeka, gracias por tus palabras.

      La verdad es que en Africa aparecen oportunidades, y en bastantes países. Quizá lo más sencillo sea buscar en empresas constructoras, ya que no tienen requisitos de idioma y de experiencia tan estrictos como en empresas de ingeniería; sobre todo si se trata de proyectos financiados multilateralmente. Sin embargo, a la hora de analizar si expatriarse a un país del continente conviene asegurarse de una serie de temas:
      Estatus del país y de la región de trabajo, moneda, fiscalidad, presencia y experiencia de la empresa, acuerdos fiscales, nivel en derechos humanos, enfermedades y vacunas, logística y transporte, soporte local, etc. También es muy importante tener una fuente de información alternativa, a través de personas que vivan o hayan vivido en el país.

      Efectivamente, en mi caso, empecé por un país fácil: Marruecos; ya trabajaba en la empresa y además del apoyo del gerente, tenía fe ciega en el director que se desplazaba al país. Me fui con plena confianza.