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Arquitectura, Música… y Urban Planning

Mi primer viaje a México, en 2010, me brindó la posibilidad de conocer una realidad social, política y cultural hasta entonces desconocida para mí. Vivir durante dos meses en Zaachila, Oaxaca, y trabajar en la construcción de una escuela nueva para el municipio se convirtió en una experiencia inolvidable, de la que sigo aprendiendo a día de hoy. Aquel viaje, que formaba parte de una asignatura de la Universidad Técnica de Berlín, donde me encontraba de intercambio académico, marcó el primer punto de inflexión en mi educación: por primera vez fui testigo del potencial de la arquitectura como herramienta para mejorar la calidad de vida de una población vulnerable.

Construcción de una escuela en Zaachila, Oaxaca. México 2010.

El segundo punto de inflexión comenzó en 2012, durante mi último año de la carrera de arquitectura en la Universidad Politécnica de Valencia, cuando varios compañeros fundamos el colectivo de innovación urbana Carpe Via para explorar enfoques alternativos hacia la arquitectura y el urbanismo que no estudiábamos en clase. Nuestros proyectos abarcaban desde diseñar juegos para niños a escala urbana hasta organizar seminarios sobre planificación urbana en la escuela de arquitectura. Esta experiencia me hizo comprender algunos de los retos de las poblaciones urbanas en el siglo XXI.

Juego de la rayuela a escala urbana. Villena, 2014.

Ambos puntos de inflexión me ayudaron a encontrar la respuesta a mi gran inquietud profesional, a la que llevaba dando vueltas desde hacía 10 años: cómo ser más útil para la sociedad combinando mi doble perfil como arquitecto y músico. La música ha sido mi gran pasión desde que era niño, y siempre tuve claro que me acompañaría toda la vida. Sin embargo, cuando terminé la carrera de piano en 2014, no era capaz de visualizar cómo relacionar mi faceta artística con mi vida profesional.

Concierto en el Conservatorio Superior de Música “Joaquín Rodrigo”. Valencia 2012

Finalmente, tras un largo proceso de reflexión, comprendí que el componente que siempre había subyacido a mis dos trayectorias profesionales era el enfoque social. Después de varios años estudiando, trabajando, escribiendo y pensando sobre arquitectura, música, arte y ciudades, comencé a vislumbrar mi proyecto profesional: comprender las ciudades en su conjunto y trabajar para construir sociedades más justas y equitativas combinando mi formación técnica y artística.

Comencé entonces a interesarme seriamente por el Urban Planning, por tratarse de una profesión que aborda el estudio de las sociedades desde varias disciplinas. Fue entonces, en enero de 2016, cuando me armé de valor para solicitar una beca de La Caixa mediante la que completar mi formación como urbanista en Estados Unidos. Cuando, unos meses más tarde, me confirmaron que me la habían concedido, empecé a creer seriamente que mi enfoque hacia el urbanismo, más allá de ser una reflexión personal, tenía interés profesional.

Y aquí me encuentro escribiendo estas líneas, en el Massachusetts Intitute of Technology. Este es ciertamente un lugar único y estimulante del que saldré transformado. Resulta imposible recoger en esta breve reflexión qué está suponiendo para mí estudiar en esta universidad. Si tuviera que mencionar los aspectos con los que me quedo tras estos primeros meses, probablemente serían tres: humildad, empatía y una permanente disposición a aprender algo nuevo de los demás. Tener la posibilidad de conocer a tantas personas tan fascinantes en un mismo lugar está siendo una experiencia única que recordaré siempre.

Concierto en la capilla del MIT. Boston 2017.

Durante mi estancia en el MIT, estoy aprovechando para investigar sobre la relación entre cultura y urbanismo. Considero que el arte público, como pilar fundamental de la cultura, es una potente herramienta social que puede contribuir no solo al bienestar de una población, sino a desarrollar sociedades más resilientes, con mayor autonomía, mayor capacidad de acción y, en última instancia, mayor libertad. En definitiva, apuesto por considerar la cultura como una infraestructura urbana.

Existen muchas posibilidades de que, en un futuro próximo, termine trabajando en Latinoamérica, probablemente de nuevo en México, país que no he dejado de visitar desde aquel primer encuentro, en el que por cierto conocí a Carla, mi compañera de viaje. Solo puedo sentirme agradecido hacia ella, mis padres, mi hermana y muchas otras personas que me rodean, quienes han tenido la paciencia de apoyarme profesional y personalmente.

La ciudad que me cambió la vida. Oaxaca 2018.

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Antonio Moya Latorre

Antonio Moya es Arquitecto por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Master en Urban Planning por el Massachusetts Institute of Technology. Y Músico.

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