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El camino nunca es fácil, pero se puede conseguir: Trabajando en un estudio de ingeniería en Bruselas

¡Hola! Mi nombre es Ana Sánchez Corujo y, aunque parezca raro oír esto, Bélgica ha conquistado un pequeño trozo de mi corazón. Por esto, este texto va de cómo he acabado aquí y de mi vida en un país donde no siempre hace malo y donde también se puede ser feliz.

Grand Place, Bruselas.

Nuestra personalidad se va formando a lo largo de la vida en función de las personas a las que conocemos, de los lugares donde vivimos, las culturas en las que nos sumergimos y los idiomas que hablamos.

Soy Ingeniero Industrial de Construcción, una especialidad del plan antiguo de la carrera Superior de Industriales impartida en la UPM (Universidad Politécnica de Madrid), que con el paso a Bolonia ha dejado de existir. La carrera de 5 años estaba dividida en dos etapas: los primeros 2 años y medio de asignaturas comunes de ingeniería y los últimos años y el PFC de asignaturas de cálculo estructural y construcción general.

Mi momento de salir al extranjero llego en el último año de carrera (año 2012) cuando decidí finalmente hacer un Erasmus. Tenía claro que quería aprender francés, aunque no tenía más conocimiento del idioma que dos años de estudio en la ESO. Podía escoger entre dos opciones: hacer dos años en l’Ecole des Pons et Chausses en Paris (para obtener la doble titulación) o hacer un año más el PFC en l’Ecole Polytechnique de Bruselas (ULB). Después de indagar mucho, llegué a la conclusión de que vivir en Paris era demasiado caro para lo que tenía pensado así que escogí Bruselas. Y a día de hoy, aquí sigo, habiendo terminado el Erasmus, trabajado en dos empresas distintas y a punto de acabar un máster adicional.

Erasmus

Durante mi año de estudios aquí tuve asignaturas de primer y segundo año del máster en Ingeniería Civil. Aprendí muchísimo y con un sistema totalmente distinto al que estaba acostumbrada. En la UPM, las asignaturas eran demasiado teóricas, mucho cálculo matemático teórico, mientras que aquí la mitad de las asignaturas consistían en hacer proyectos en grupo y requerían usar programas de cálculo y dibujo (SCIA Engineering y Rhino3D) que son algunos de los programas que utilizan las empresas de cálculo estructural en Bélgica. El PFC (que aquí era la tesis del máster) la hice sobre optimización de estructuras tipo “gridshell” mediante un código de elementos finitos en Matlab, basado en un proyecto de una empresa bastante conocida en Bélgica llamada Ney & Partners. ¡Ah si! se me olvidaba mencionar que, sorprendentemente, el máster no era en francés sino en inglés, así que la idea de aprender francés se me complicó mucho.

Cúpula del Museo Marítimo de Ámsterdam. Fuente: Ney.be

En Bélgica tienen una pequeña batalla interna con los idiomas: los francófonos no hablan flamenco e inglés malamente, y los flamencos hablan todo (flamenco, francés e inglés). Pero a todos les da rabia hablar el idioma del otro, así que entre mis compañeros de clase se hablaba el idioma neutro: inglés. Éramos sólo dos chicas extranjeras en la clase (ambas españolas), los francófonos íban con los francófonos, los flamencos con los flamencos y nosotras, pues nos hicimos muy buenas amigas. No conseguimos hacernos demasiados amigos en clase (y mira que éramos majas ;)), pero si los belguitas son ya cerrados de por sí, los ingenieros aquí están ya a otro nivel.

Volví a Madrid a terminar el PFC y a pasar mis vacaciones en familia. Durante el verano empecé a ser consciente de la falta de trabajo en España, sobre todo los trabajos relacionados con la construcción, que a todos los recién licenciados los contrataban de becarios, que las condiciones laborales no me iban a permitir nada más que vivir para trabajar y que, encima, aún no había aprendido francés. Mis compañeros de especialidad de la UPM estaban o en el extranjero, o bien en paro o bien trabajando de consultores en puestos que no tenían nada que ver con el cálculo estructural. Entonces, me agobié. Con todo lo que había estudiado y con lo que me gustaba la construcción, me negaba a ni si quiera poder conocer lo que es el participar en el diseño y cálculo de un puente o un edificio. Así que lo hablé con mi familia y amigos y tomé la decisión de comprarme un billete de ida a Bruselas. Y entonces, empezó mi aventura.

Grand Place, Bruselas.

Bruselas: la aventura laboral

Nada más llegar (octubre 2013), me puse a trabajar en una tienda para ir sobreviviendo hasta que encontrara un trabajo relacionado con la construcción. Hacerse hueco en un mercado extranjero no es nada fácil (y menos en las empresas punteras de construcción) ya que desconocen el nivel de las universidades de fuera de su país. A las dos semanas de echar currículos a toda oferta que veía en internet relacionada con la construcción, me llamaron de una empresa fabricante de un material de impermeabilización. Fui varios días a hacer entrevistas y a la semana siguiente ya estaba contratada. No era el puesto de mis sueños ya que no consistía en cálculo estructural, pero el puesto tenía unas condiciones muy buenas, la empresa era una multinacional y era una suerte poder empezar a trabajar tan rápido en Bélgica. A parte del salario, las empresas aquí dan por lo general bastantes beneficios adicionales a los ingenieros: seguro de hospitalización, cheques comida, eco-cheques (sirven para comprar tanto comida como cualquier objeto, mueble, etc. ecológico), pagan el transporte (y muchas empresas te dan coche) y colaboran con un porcentaje para un plan de pensiones privado.

La empresa me daba mucha calidad de vida, pero me entristecía no hacer nada que tuviera que ver con lo que había estado estudiando durante tantos años. Aquí hacía cálculos de vientos, diseño de sistemas de impermeabilización y aislamiento y continuas visitas a obra en todo el mundo, pero no era el trabajo de mis sueños. En el verano del 2014 decidí que por las tardes podría hacer un máster en “management” para tener más visión de futuro dentro de la empresa ya que el trabajo técnico que tenía que hacer se me hacía un poco mecánico.

En Bélgica, la mayoría de los másteres y carreras universitarias están muy subvencionados por el estado y salen muy bien de precio. En general, el precio anual de los másteres es de 800EUR y se imparten en francés, flamenco y en inglés. Yo aun no tenía suficiente nivel de francés cómo para ponerme a estudiar un máster, así que escogí uno en inglés que se imparte en la VUB (que es la universidad flamenca de Bruselas).  Entonces, desde que acabó el verano, salía del trabajo y o bien me iba a clase o a casa a estudiar. Confieso que se hace muy duro lo de trabajar y estudiar, pero como decía mi abuelo “pasos cortos, vista larga”.

Al año y medio de trabajar en esta empresa, en enero del 2015, miré las ofertas de trabajo del estudio de ingeniería donde yo quería trabajar y del que he hablado anteriormente: Ney & Partners. Casualmente, estaban buscando a un ingeniero, así que les envié mi CV. Tuve mucha suerte y a la semana me llamaron para hacerme una entrevista. Finalmente…me contrataron! Y así, he acabado trabajando en esta empresa, donde llevo ya casi dos años. En el departamento en el que estoy hacemos concepción, diseño, optimización y cálculo de puentes, pasarelas y estructuras especiales. Tengo la suerte de poder decir que me encanta mi trabajo. Cada proyecto es completamente distinto al anterior, con nuevas dificultades y mil nuevas dudas que preguntar e intentar resolver con mis compañeros.

Pasarela diseñada por Ney & Partners (longitude: 70m): Park Bridge Spoor Noord, Amberes. Fuente: Ney.be

Ocio en Bruselas

Si te gusta lo “vintage” y el arte, tienes que venir a Bruselas. Hay mil tiendas de venta de segunda mano de ropa, muebles, etc. Hay un montón de mercadillos repartidos por toda la ciudad llamados “marches aux puces” (mercados de las pulgas) donde te puedes encontrar todo lo que te puedas imaginar al precio que consigas negociar. Hay cantidad de restaurantes que mezclan el vintage y el art-nouveau.

Serres de Laeken, Bruselas.

Hay un montón de parques en la ciudad, cada uno con algo especial. Hay campos de tulipanes y flores variadas a las afueras de la ciudad, donde directamente puedes cortar las que quieras y pagar en una hucha la cantidad que corresponda. Además, lo bueno de vivir en el centro de Europa es la cantidad de viajes que se pueden hacer desde aquí.

Le bois de Hal, Bruselas.
Campos de recogida y venta de amapolas, en las afueras de Bruselas.

 

 

Ana Sánchez Corujo

Ana Sánchez Corujo es Ingeniera Industrial por la Universidad Politécnica de Madrid. Actualmente trabaja como Estructural Engineer at Ney & Partners BXL en Bruselas.

6 comentarios

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  • Enhorabuena Ana
    Yo acabo de terminar el grado de Civil y tambien hice Erasmus en Bélgica, en Lieja.
    Ahora estoy con las mismas dudas que tú cuando acabaste sobre trabajar en España en construcción, pero seguramente haga el máster de caminos.
    Me recomendarias hacerlo allí?
    Gracias

  • Mis más sincera enhorabuena!me alegro mucho, y gracias por el lo has explicado muy bien, estuve de erasmus en Francia y tenía como opción buscar trabajo allí en unos meses de ing de caminos.
    Sabes si hay ofertas de este tipo?
    Es necesario tener un máster?
    Muchas gracias

    • Hola! Pues a ver, en Bélgica y creo que en Francia es igual, si tienes lo que llaman un «bachellor» (o sea un grado, que aqui son de 3 años) no se a que tipo de puesto puedes acceder como ingeniero de caminos. Para poder firmar proyectos se necesitan los otros dos años de estudios de master en ingieneria civil, que no se muy bien que master es en España. Se me acaba de ocurrir que te puede interesar un tipo de contrato que hacen en Francia que se llama VIE. Es un contrato que ofrece el estado a cualquier europeo que quiera trabar en una empresa francesa. Las empresas contratan mas facilmente con ese tipo de contrato porque a ellos les sale mas barato, como si la mitad de tu sueldo lo pagara la empresa y la otra mitad el estado. Voy a intentar enterarme mejor. Conozco a bastantes personas que estan en Bruselas en Engie (empresa francesa) gracias a ese tipo de contrato. Espero que te sirva de ayuda 🙂

    • Muchas gracias 🙂 por supuesto que no todo es gris! Pero si que todo cueta mucho esfuerzo y hay que atreverse a dar el primer paso, ppr qie suele merecer mucho la pena. Mucha suerte y animo!