caminahora

El destino sonríe a los valientes

¡Hola a todos! Mi nombre es Ana Ruiz Molina. Hace dos años y medio me trasladé a Holanda para trabajar como ingeniera en Philips, en el departamento de Innovación y Desarrollo. Una aventura que, como todas las buenas, al principio dio un poco de vértigo, pero que ha merecido la pena desde el primer momento.

Mi historia en Holanda comenzó un tiempo atrás, durante mis estudios de Ingeniería Química. En Agosto de 2012, cogí mi primer avión hacia la ciudad holandesa de Eindhoven. Había recibido la beca Erasmus para estudiar en la Technische Universiteit Eindhoven y llevar a cabo prácticas en uno de sus laboratorios durante un año. Desde el momento en que pisé aquella universidad, mi forma de entender la ingeniería cambió para siempre. Por primera vez, comencé a entender que los ingenieros no sólo podemos resolver problemas técnicos, sino también problemas humanos relacionados con nuestra sociedad y con el medio ambiente. Ingeniería Química dejó de significar clases exclusivamente teóricas sobre Química Analítica, Química Inorgánica o Termodinámica. De repente Ingeniería significaba energía renovables, economía para el desarrollo y desarrollo de tecnologías sostenibles. De este modo, mi beca de Erasmus en la univerdad de Eindhoven comenzó a definir mi futuro profesional.

Tras acabar la beca Erasmus, volví a España, me gradué y, como buen español universitario que acaba de terminar su carrera, me sentí completamente perdida. Gracias a mi experiencia en Holanda, estaba bastante abierta a cualquier oportunidad, no solo en España, sino también en el extranjero. Al cabo de poco tiempo, encontré unas prácticas en una pequeña consultora medioambiental en Madrid. No estaban muy bien pagadas, pero al menos podría aprender y al fin sentirme útil para la sociedad. Mientras, por supuesto, seguía intentando encontrar LA oportunidad. La que hace que por fin le encuentres sentido a haber estado 5 largos años estudiando sin parar y que te sientas orgulloso de hasta dónde has conseguido llegar. Bueno, pues esa oportunidad llegó con el nombre de Philips.

El 20 de Septiembre de 2014 volví a coger un avión hacia ese país al que no pensé que regresaría tan pronto. Mi nuevo hogar sería Groningen, aquella apartada ciudad al norte de Holanda, mientras que Philips me esperaría en un pequeño pueblo llamado Drachten. Philips se instaló en Drachten en 1950, abriendo la que sería su mayor fábrica en Holanda, centrándose en la producción de unos de sus productos más icónicos, la afeitadora eléctrica. En la actualidad, Philips Drachten cuenta también con uno de los mayores centros de Innovación y Desarrollo en Holanda, albergando alrededor de 1500 empleados en total. En Drachten se desarrollan productos para el cuidado personal, tanto para el hombre como para la mujer, y productos para el cuidado del hogar.

Yo entré como Ingeniera de Procesos para el departamento de afeitadoras dentro del grupo de cuidado personal para el hombre. Mi trabajo consistía en diseñar y optimizar tanto el proceso de manufactura como el diseño final de ciertas partes de la afeitadora, asegurando siempre la calidad del producto y la satisfacción del consumidor. Durante este periodo, aprendí muchísimo sobre el funcionamiento de una fábrica, especialmente de tales dimensiones como la de Philips Drachten. Aprendí también sobre organización y gestión de personal, métodos de simulación para comprobar la calidad y función de los productos, pero sobre todo comprendí que lo más importante en el desarrollo de un producto es el consumidor que va a recibirlo. Que la persona es siempre el centro de todo nuevo producto en Philips. Al cabo de un tiempo, tenía sed de aprender cosas nuevas, de continuar innovando y de crecer en nuevas responsabilidades. Por ello decidí migrar hacia uno de los grupos más recientes e innovadores de Drachten: Innovación digital en el cuidado de la piel. La verdad es que se trataba de un mundo completamente nuevo para mí. De diseño de procesos y materiales de afeitadoras eléctricas a desarrolladora de funciones en productos para el cuidado de la piel. Sin embargo, gracias a que en Philips no es necesario un título que acredite que tienes x años de experiencia en un determinado campo, ya que saben reconocer cuando las ganas de aprender y de esforzarse por algo nuevo compensan la falta de conocimientos los cuales se pueden adquirir a través de la práctica, conseguí aprender y adaptarme rápido a mi nuevo trabajo. Comencé así con el desarrollo de productos y aplicaciones para el cuidado y análisis de la piel, en un departamento que se encuentra en primera línea de innovación a nivel global. De este modo, conseguí dejar a un lado la parte más técnica del desarrollo de productos y centrarme en lo que me motivaba de verdad, el diseño de productos y tecnologías centrado en las personas, y en la parte más psicológica y antropológica de la interacción entre ellos. Puedo decir que gracias a Philips he conseguido encontrar lo que de verdad me apasiona en mi trabajo. Philips tiene la ambición de mejorar la vida de las personas a través de sus productos. Y esa es en realidad la principal razón por la que yo intento dar lo mejor de mí cada día en mi trabajo. También ha sido esta ambición la que ha cambiado mi futuro profesional como ingeniera. Por fin comprendí que ser ingeniera es tener la capacidad y las herramientas para cambiar la vida de las personas a través de la innovación. Es aplicar la tecnología y la ciencia al servicio de las personas. Es convertir conocimientos en ideas, e ideas en soluciones, cambiando así cómo funcionan las cosas y evolucionando de verdad.

Sin embargo, al final del día no todo es trabajar. Quizá Groningen no sea una ciudad muy grande o muy conocida, pero sin duda tiene ese algo que hace que siempre quieras descubrir un poquito más. Groningen es una ciudad que derrocha vitalidad y energía gracias a que más de un tercio de su población son estudiantes. Sus cafés llenos de libros (o incluso sus librerías con cafetería, como lo prefieras), sus mercados repletos de flores cada sábado por la mañana, sus canales surcados por barcas en cuanto sale el primer rayito de sol, sus increíbles atardeceres en el lago de Paterswoldsemeer… Pero si hay algo que sin duda tiene Groningen, es una gran oferta cultural y de actividades de todo tipo. Durante estos años, he podido dedicar gran parte de mi tiempo libre a aprender y a disfrutar de todo aquello que siempre había querido hacer: he hecho cursos de fotografía, pintura, cine, he aprendido a bailar salsa, a jugar al squash, a navegar en velero, a tocar el piano, a hacer yoga… Y he viajado mucho, he conocido muchas culturas diferentes y hasta he aprendido nuevos idiomas. Es como si Holanda hubiera despertado esa curiosidad por la vida, por aprender todo lo que sea posible cada día. Quizá también ayude el perfecto equilibrio que existe en Holanda entre la vida laboral y la privada, y el hecho de trabajar para una empresa en la que el esfuerzo y la valía de cada empleado no se miden en horas de oficina. En una empresa en la que precisamente se valora que aprendas y te intereses por lo que ocurre a tu alrededor, que estés contento y motivado a la hora de ir a trabajar, porque solo así podrás de verdad realizar tu trabajo con ilusión y buenos resultados.

Mi plan es volver a España en un futuro no muy lejano. Durante este tiempo me he sorprendido a mí misma echando de menos todas aquellas cosas que antes no sabía valorar tanto. De repente los buenos ratos con la familia y amigos, la increíble dieta mediterránea o simplemente disfrutar de un día soleado se han convertido en tesoros muy preciados para mí. En el lado profesional, creo firmemente en que España está cambiando en el sentido de que cada vez se valoran más la innovación y la investigación cómo los mejores y únicos caminos para crecer y evolucionar. Por ello estoy deseando volver y poder aplicar todo lo aprendido aquí.

Mi consejo para todas aquellas personas que aún no lo hayan hecho es que salgan de su zona de confort, que exploren, que busquen su pasión, que aprendan cada día, que no se conformen, que se adapten a los cambios, y por supuesto, que durante todo el camino, disfruten de ello.

Ana Ruiz Molina

Ana Ruiz Molina es Ingeniera Química por la Universidad Complutense de Madrid, actualmente trabaja en el en el departamento de Innovación y Desarrollo de Philips,en Holanda.

1 comentario

  • Gracias por colaborar asesoría excelente. Su sitio web es bastante bueno.
    Estoy impresionado por los detalles que tienes en este sitio
    web. Revela lo bien que percibes este tema. Marcado a modo elegido esta cuartilla web, volverá para artículos adicionales.
    Tú, mi amigo, ¡ROCK! Encontré simplemente la aclaración que ya busqué en todo el lugar y que simplemente no pude
    encontrar. Qué sitio web correcto.