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Emigrante Desertor

Cuando eres estudiante de ingeniería, al menos en los años en la que yo lo hice, nadie te informa realmente de cuál va a ser tu vida. La ingeniería, como todo en esta vida, tiene ciclos, y hay ciclos en los que la economía permite a los países invertir en mejorar y hay otros en los que la economía solo permite intentar mantener lo que ya tienes. Cuando esto segundo pasa los que vivimos de las obras, o bien intentamos reconvertirnos en ingenieros de mantenimiento, o bien buscamos las obras en otros lugares, pero ya no es lo que te contaron, ya no estará la oferta al lado de casa, el coche de empresa, el teléfono y tus salarios por convenio, ahora la competencia es feroz. La competencia no es con tus ex compañeros, la competencia es con todo el país, con todo el continente, con todo el mundo, pero no pasa nada, de verdad que no.

Hay dos maneras de emigrar, una porque quieres, otra porque no tienes más remedio, mi caso es el segundo, apareció Dubai en mi camino y decidí emigrar y desertar de la situación que estaba viviendo en España y, pese a un comienzo difícil tanto por la burocracia como por las condiciones del país, he de decir que la experiencia es buena.

He aprendido mucho de la profesión en estos años, he podido compartir mesa con gente con la que no hubiera coincidido jamás y he visto como esa modestia que tenemos a veces los españoles, que vemos que los demás parecen mejores que nosotros, se disipaba ante mí.

Los profesionales españoles somos valorados en esta región por varias razones, está el componente cultural que marca las relaciones comerciales,  se nos siente como parte de ellos, se nos reconoce en nuestros gestos y también en nuestra manera de ser, agradecen la cercanía del profesional español incluso por encima de cualquier avance tecnológico propuesto en otros lugares del mundo. También les resulta interesante, a la hora de tenernos en cuenta, nuestra forma de afrontar determinados problemas con soluciones de bajo coste. Proponer algo que solucione un problema que realmente no tienen es algo que he visto hacer por otros profesionales de otros países, así como intentar hacer de una necesidad una obligación; en esto los españoles tenemos cierta tendencia a buscar lo barato como algo bueno, y ellos, en su afán de regatear, les encanta ver cómo nos estrujamos el seso para obtener lo que realmente necesitan al precio que están dispuestos a pagar.

Pero si hay algo que caracteriza al país que me acoge es la ilusión, sé quién dirá que con dinero es sencillo tener ilusión, pero nada más lejos de la realidad, este país quiere crecer y quiere dejar cierta huella en el mundo, y comienza por nosotros, te hace querer estar a la altura, querer ser parte de ese tren que tan pronto te habla de viajar sobre tierra a 1000 km/h como ser parte de la expedición a Marte.

Ya hay un antes y un después desde mi experiencia emiratí, y esto nos sucede a muchos, una vez has tomado la determinación de salir de casa un país como este no dejará que seas el mismo que salió de su Coruña natal, y en parte lo llevarás siempre como bandera de ese sueño de las mil y una noches que es vivir en un país tan lejano y tan mágico.

David Berrocal

David Berrocal es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad de A Coruna. Actualmente trabaja como Project Manager en Grupo RAUROS (GrupoTYPSA) en Dubai.

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