caminahora

Nueva etapa en el altiplano boliviano

Fue el día 1 de Julio del 2015 cuando aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de El Alto (La Paz). No podía creer lo que estaba viendo, toda una extensión de pequeñísimas casitas de ladrillo sin enlucir y los tejados de calamina, todas sus calles sin asfaltar y cientos de perros callejeros buscando algo de comida en los montones de la basura que se ordenan improvisadamente en mitad de la calle. La primera vez impresiona y mucho, sobre todo teniendo en cuenta que era la primera que salía a un país tan pobre. Pobre económicamente hablando pero rico, muy rico, en paisajes. Montañas interminables con  glaciares y lagunas a más de 5000 msnm.

1

2

Reconozco que las primeras semanas fueron duras, no terminaba de acostumbrarme a la altura, vivir a 3800 m de altitud teniendo en cuenta que me he criado a 300 msnm fue lo más difícil, cansancio, dolor de cabeza… lo que aquí llaman “mal de altura o soroche” y los continuos bichejos  que se colaban hasta mi estómago y producían gastroenteritis agudas, un día sí y otro también.

Una vez todo esto superado, viviendo en La Paz, toca mudarse al lugar de la obra.  Lugar en mitad de la nada donde el acceso lo hemos ido construyendo para poder llegar hasta donde se ubica actualmente nuestro lugar de residencia “Campamento de Choquetanga” y a partir de donde comienza el tremendo y alucinante Proyecto Hidroeléctrico Miguillas. El proyecto concluirá con la construcción  de casi 100km de caminos, 5 túneles hidráulicos  que suman 23 km de longitud, una presa de 4 hm3, dos cámaras de carga con capacidad para 80.000m3 cada una, dos tuberías forzadas cada una de más de 1.500 metros y dos centrales hidroeléctricas para poder generar la ansiada energía que necesitan.  El proyecto empieza a una altitud de casi 4000 msnm y termina en la Central de Palillada a 1000 msnm.

3

4

Es un proyecto de alta dificultad, tanto por la zona, acceso y logística, como por lo escarpado de su terreno, lo cual hace casi imposible abrir un camino sin que se produzcan continuos derrumbes de los taludes que corten el paso de la gente a coche y haya que volver a pie al campamento.  Admiro la valentía de la gente que está a pie de obra todo el día como topógrafos, encargados, geólogos y sobretodo los operarios de la maquinaria que están plantados en mitad de la montaña sin saber que les puede venir encima.

Otra de las dificultades que se presentan en la mayoría de las obras de este país, son las “comunidades”. Es más que evidente que en el lugar donde estamos hay muchos pueblitos que no tienen luz, por no hablar de colegios, hospitales o cualquier tipo de infraestructura que para nosotros es lo esencial y básico para vivir. Estas comunidades  y sus dirigentes saben que, probablemente,  sea la única oportunidad que tengan de conseguir algo para su pueblo y por tanto luchan y piden de todo a cambio de poder usar sus tierras para campamentos, plantas de fabricación de áridos y hormigón y todas las construcciones provisionales que conlleva una obra de tal dimensión. La falta de conocimiento se planta delante de cada reunión y de cada acuerdo al que se intenta llegar y esto trae consigo amenazas y bloqueos, hasta el momento pacíficos, para conseguir que su pueblo prospere y que sus hijos tengan una mejor vida.

Es típica la frase de “salir fuera de tu país te aporta un crecimiento personal” pero es que es inevitable decirlo cuando estás tan lejos del tesoro más preciado, tu familia, amigos, comida…TU HOGAR! Estar aquí es la mayor aventura de mi vida y lo que me ha cambiado la manera de vivir y valorar qué es lo que importa de verdad. A nivel profesional, dudo que alguna vez tenga otra oportunidad de participar en la construcción de un proyecto como este. Oportunidad que no hubiese sido posible sin el apoyo de los que están y de los que ya no. Momentos amargos que se pasan mejor gracias a unas palabras entrecortadas  por teléfono, Skype o WhatsApp y por supuesto momentos únicos e inolvidables junto a los que están aquí día a día y luchan como, solo unos “mosqueteros” saben hacerlo.

Espero que mi experiencia aquí sirva para que toda esa gente que está indecisa por salir o no salir de su zona de confort, entienda que todo tiene su lado bueno y su lado malo y este país no es una excepción! Pero lo que sí puedo asegurar, a quien se decida por Bolivia, es que como a mí, les faltarán páginas para contar todo lo que este país puede aportar tanto laboral como personalmente.

5

6

7

Virginia Manrique Navarro

Virginia Manrique Navarro trabaja como Ingeniera oficina técnica en ISOLUX CORSAN BOLIVIA. Es Ingeniera técnica de obras públicas por la Universidad de Córdoba y Máster en ingeniería de transporte terrestre y logística por la Universidad de Jaén.

3 comentarios

Responder a Alba Cancelar

  • Hola Virginia, me ha gustado tu articulo. Eres muy valiente por ir a trabajar a un lugar tan aislado y en el que las condiciones de vida son bastante mas dificiles y muy diferentes a las nuestras. He tenido la oportunidad de viajar por Sud America como mochilera y comparto contigo lo bonito pero chocante que puede llegar a ser. Mucha suerte con un proyecto tan interesante!
    Saludos.

    • Muchisimas gracias Alba. La verdad que ha sido una oportunidad única y hay que disfrutarla. No se si pudiste conocer Bolivia pero si no ha sido así te animo a que lo hagas. Te gustará!
      Saludos