París, París…

Mi historia comienza con un amor a primera vista.

Durante mis estudios de arquitectura técnica en la “Universidad Politécnica de Valencia” tuve la oportunidad de realizar un intercambio en la “Cité Internationale Universitaire de Paris”. Fue en ese momento en el que la arquitectura haussmaniana de la ciudad, con sus chimeneas y tejados alineados, sus bulevares y su caos ordenado, parques, cafeterías, y su torre Eiffel siempre imponente, me enamoraron. En ese momento sentí que era ahí donde quería estar. Quería trabajar en Francia y disfrutar de la vida parisina al menos durante una temporada.

Dicho y hecho, después de pasar unos meses de erasmus en Metz, una ciudad al este de Francia, logré encontrar unas prácticas erasmus en empresa en una de las empresas constructoras más importantes del país galo, cuya sede principal se sitúa al sur de Paris (definitivamente, el que la sigue…).

Empecé formando parte del servicio de métodos, donde estudiábamos la organización y planificación de obra. Me contrataron indefinidamente una vez que terminé mi práctica y con ello mis estudios. Trabajé también en el servicio de materiales, y más tarde pedí que me enviasen a obra, donde llevo trabajando desde hace unos 4 años en oficina técnica. Más concretamente en obra nueva o de rehabilitación de oficina.

Por lo tanto puedo decir que he aprendido a trabajar en Francia puesto que fue aquí donde empecé hace ya más de 6 años. De mi experiencia profesional puedo decir que he podido conocer técnicas de trabajo y de organización que nunca había visto durante mis estudios, y el día a día en obra te permite crecer tanto como profesional como persona. He topado con colegas de todo tipo: metódicos, exigentes, competitivos, colaboradores… y todos ellos me han aportado su pequeño grano de arena.

Si por algo aconsejo a todo el mundo a salir de la zona de confort, viajar, hacer un erasmus o trabajar en el extranjero es por la riqueza personal que uno adquiere. Por los choques culturales, por la diversidad de gente que llega tu vida y el enriquecimiento que conlleva. Uno aprende a conocerse a sí mismo, a saber qué es lo que realmente quiere hacer y cuáles son sus prioridades, que la vida son dos días!

En los próximos meses tengo previsto mi regreso a España, para comenzar algo nuevo, esta vez cerca de casa y de mi gente, con la satisfacción de todo lo que he vivido y aprendido hasta ahora.