Paseando la Arquitectura: Países Bajos

Hola a todos, os voy a contar un poco sobre mi experiencia profesional como arquitecto en los Países Bajos. Considero que el poder estudiar/trabajar y vivir fuera es una experiencia por la que todos deberíamos pasar, un reto que saca lo mejor de nosotros mismos y nos pone a prueba.

Para los arquitectos, Holanda es uno de los mejores destinos profesionales en Europa, ya que varios de los mejores estudios de arquitectura se encuentran ahí.

Empecé a trabajar como becaria en un estudio consolidado y con una amplia experiencia en el diseño de colegios públicos. Ya había estado anteriormente de prácticas en estudios en Madrid y he de reconocer que el primer mes y medio fue un poco duro. Me dieron un ordenador el cual tenía todos los programas en holandés y varios de ellos, eran nuevos para mí, lo que hizo que tardase un tiempo en ser eficiente y rápida. Pero con esfuerzo y dedicación, todo se supera. Una vez pasado este tiempo inicial, colaboré en el diseño de un colegio público, un desarrollo urbanístico en Utrecht y China, así como la sede para una fundación benéfica.

La vida en el estudio era frenética, todas las semanas teníamos entregas, reuniones y videoconferencias con clientes, lo que hacía que con frecuencia saliésemos tarde tipo las 2-3 de la mañana. Pero la satisfacción del trabajo bien hecho compensa.

Poco después me cambé a un estudio en Róterdam. Tuve suerte porque había varios españoles y sudamericanos por lo que había muy buen ambiente de trabajo. Me hice cargo de la parte técnica de una compleja torre de telecomunicación en Asia. Era un proyecto singular, novedoso, que había ganado un concurso internacional con los mejores arquitectos del panorama actual y fue un reto para todos nosotros. Trabajamos muchísimo, el calendario de entregas era apretado y dada la complejidad de la estructura y las innumerables reuniones con expertos en ingenierías en Londres, después de cada feedback, había mucho que modificar, así que el cenar pizzas en el estudio y salir a las 4 de la mañana o trabajar los fines de semana, se convirtió en una rutina. Gracias al buen ambiente que reinaba en el estudio, nos lo pasábamos bien mientras dibujamos con una Coca-Cola e íbamos turnando nuestras playlists de Spotify.

Ahora de vuelta en España recuerdo los años en Holanda como una experiencia enriquecedora, aprendí mucho; nuevos programas, una cultura diferente, idiomas, experiencia y a resolver problemas por mí misma y a tomar decisiones límite.

A todos los que tengáis dudas sobre si iros o no fuera a trabajar os digo que no perdáis la oportunidad y a los que ya estáis ahí desearos suerte, creo que nuestra generación está demostrando que estamos perfectamente preparados y que damos los mejor de nosotros para alcanzar los objetivos marcados y más y eso es algo para sentirse orgulloso.