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Pues no estaban tan locos, estos romanos…

Hola a todos!

Me llamo Iñigo, tengo 24 años y soy Ingeniero Civil por la Escuela de Caminos de Santander. Actualmente, estoy acabando una Doble Titulación de máster entre la Escuela de Caminos de Santander y la Ecole des Ponts ParisTech.

En primer lugar, me gustaría dar las gracias a José Aguilar por haberme descubierto la iniciativa de Caminahora, y por haberme invitado a participar en este proyecto junto a tantas personas, con sus dudas pero, sobre todo, con sus sueños.

¿Cómo empezar esta historia? La verdad que, cuando empecé la carrera, no tenía muy claro cuáles eran mis objetivos en el futuro. Me gustaba lo que aprendía pero, más allá de los 4 años siguientes, todo era una nebulosa. Sin embargo, todo cambió cuando en el 2014 se me planteó la opción de realizar un año de intercambio en Estados Unidos, en la Universidad de Cornell.

Cornell University, NY

Fue allí donde descubrí un mundo completamente diferente. Cornell es una gran universidad con más de 20000 alumnos, muchos de ellos extranjeros como yo. Viajé un montón, observé y aprendí a integrarme en una comunidad con maneras de ver la vida muy diferentes, y cuando me fui, dejé una parte de mí. Incluso diría que ya no me parecía en mucho al chico que había llegado allí hace un año. El gusanillo de ir fuera de España ya no me abandonaría.

No todos los días se ve nieve en el desierto… (foto propia)

Una vez acabado el grado en Cantabria, la Escuela de Caminos me ofreció la oportunidad de hacer una doble titulación con la Ecole des Ponts en París, y acepté sin dudarlo. Tenía ganas de volver al extranjero, pero también de comenzar en el mundo laboral (la Ecole des Ponts obliga a sus alumnos a realizar varias prácticas en empresas antes de obtener la titulación -el famoso stage-, lo que me parecía fenomenal).

Et voilà. Cuando llegué a Paris hace dos años, vine con mucha ilusión, pero también muy desorientado, para qué vamos a mentirnos: nuevo idioma, hacer un buen desempeño en la escuela al mismo tiempo que buscar trabajo de prácticas para el año siguiente … Sin embargo, con los magníficos amigos y compañeros que fui conociendo a lo largo de los meses, todo fue mucho más fácil.

No todo va a ser trabajar. A veces en París sale el sol, y entre mis hobbies está la fotografía (foto propia)

Fue precisamente mi año de prácticas lo que más me permitió realizarme como persona, comenzar a darme cuenta de mis capacidades y tener una primera toma de contacto muy estimulante con el mundo laboral en la construcción.

Durante mis prácticas desarrollé mi capacidad de trabajo en equipo, con personas muy diversas: nacionalidades muy diferentes, gente de mi edad o casados y con hijos, o a punto de jubilarse, etc… solo eso ya rompía de plano con el ambiente escolar de la universidad, donde todos tenemos la misma edad y patrones muy parecidos. Trabajar codo con codo con gente tan heterogénea fue sin duda una de las cosas que más agradecí: agentes de ventas, jefes de proyecto, compañeros de departamento, directivos, proveedores, inversores, abogados… Esto me abrió la mente porque cada una de ellas tenía una personalidad, forma de trabajar y de afrontar los problemas encontrados únicas.

“Creo que no sé muy bien qué forma tiene este proyecto…” –“No te preocupes, vamos a imprimirlo” (foto propia)

Ahora, me encuentro de vuelta acabando mi último año académico en París y, aunque sin duda mi año de prácticas me ha generado muchas preguntas, también me ha abierto muchas puertas, me ha planteado nuevos objetivos y me ha dado la motivación de seguir, al menos varios años más, en el extranjero, disfrutando de nuevas experiencias. Teniendo, eso sí, España en el fondo de mis pensamientos. Aunque no planee volver en un futuro cercano, sé que algún día la nostalgia podrá más -pero tiempo al tiempo-.

… aunque la lluvia nunca me detuvo en eso de los hobbies (foto propia)

Por eso recomiendo a todos vivir una experiencia en el extranjero que te enriquezca personalmente antes de embarcarte en cualquier proyecto personal concreto. Cambia tu forma de pensar y te permite conocer pequeños mundos aparte que te hacen plantearte preguntas a cada paso. Cuando llegué a Estados Unidos, mi primera reacción fue: “Están locos, estos americanos!”. O en Francia: “Están locos, estos franceses”

… Y sin embargo, sin darte cuenta, te paras a pensar. Y a veces, al cabo de un tiempo, comprendes, integras, y hasta te descubres pensando las mismas tonterías que ellos. Y al final, si un día te vas, dejarás un pedazo de ti en ese sitio, pero también llevarás contigo esas pequeñas tonterías

¿Quién estará loco de verdad? Al mal tiempo, buena cara! (foto propia)

Ahora mismo, busco de nuevo prácticas de fin de carrera. Siento que vuelvo a estar en la casilla de salida, siempre con incertidumbres, pero al mismo tiempo, tengo más ganas que nunca de ver lo que me espera por delante y con un montón de personas alrededor que me hacen sonreír todos los días. En concreto, París en una ciudad ideal que enamora a cualquiera: una capital cultural y económica en la que, poco importa si tus aficiones versan más sobre el deporte, la arquitectura, la fotografía, la moda, la escultura, la pintura, la arqueología, la historia, la música, la gastronomía, el teatro…  todo está aquí, en unos pocos kilómetros cuadrados.

Por no hablar du reste de la France. A querer también se aprende… (fotos propias)

Salid y descubrid. Construiros. Miedo y vergüenza siempre habrá al principio (de equivocarse, de todo un poco), pero que te quiten lo bailao. Os lo vais a pasar genial conociendo mil cosas nuevas. Y si por un casual venís también a Francia (ya sea como estudiantes o para trabajar) y tenéis alguna duda de cualquier tipo, no dudéis en escribirme! Hasta entonces, un abrazo desde París.

Iñigo Canales García

Iñigo Canales es Ingeniero Civil por la Escuela de Caminos de Santander. Actualmente cursa una Doble Titulación de máster entre la Escuela de Caminos de Santander y la Ecole des Ponts ParisTech.

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