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WHY DID YOU DECIDE TO COME TO JAPAN?

Mi nombre es Verónica, tengo 25 años y hace casi uno y medio que vivo en Nagoya, la tercera ciudad más grande de Japón en superficie, la cuarta más poblada. Probablemente sea la primera vez que oyes el nombre de Nagoya, como me paso a mí hace ahora dos años cuando me preguntaron en la oficina “¿Y qué opinas de irte a Japón?”

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Soy Ingeniera Industrial por la Politécnica de Madrid (ETSII) y en Septiembre de 2012 me fui a Nantes (Francia) a través de una beca Erasmus con objeto de cursar mi último año de la carrera. En Francia los estudios universitarios públicos están, en mi opinión, mejor enfocados hacia la vida laboral de lo que actualmente están en España. En cada curso es obligatorio hacer prácticas en empresa durante al menos un trimestre, siendo 6 meses la duración de las correspondientes al último año. Los estudiantes erasmus teníamos la opción de realizar el proyecto fin de carrera (PFC) en la Universidad, como se suele hacer en España, o hacer prácticas en empresa al igual que los franceses y escribir el PFC sobre el trabajo desarrollado en esos meses.

Escogí esta última opción y me  fui a Lyon a una empresa que desarrolla un programa de simulación mecánica (AMESim). Mi jefe estaba bastante contento con los resultados y al finalizar el periodo de prácticas (Septiembre 2013) me ofreció un contrato temporal de 3 meses como ampliación del proyecto, y luego tendría la opción de conseguir uno fijo ya que estos salían a finales de año.

Yo estaba contentísima, Lyon me había enamorado desde el primer día que llegué, el ambiente en la oficina era bastante bueno, ya hablaba francés con soltura, podía comer un queso diferente cada día (ésta es la razón de más peso, tengo que admitirlo) y, en momentos de morriña estaba en Madrid en poco más de 2 horas (gracias Easyjet).

Para qué nos vamos a engañar, la pregunta que menciono en el primer párrafo me dejó completamente en el sitio. “¿Japón?, ¿Pero qué se me ha perdido a mí en Japón?” Pensé. El tipo que me lo había ofrecido es el responsable del departamento de Ingeniería de Servicios (una especie de consultoría de ingeniería) de la empresa. Resulta que tenían una vacante en uno de los clientes japoneses (como consultor interno) y él había pensado en mí. ¡Ah! Y que el contrato tenía una duración de 2 años…

La semana siguiente, viendo que había descolocado mis planes de futuro, me dijo que tomar una decisión como esa sin haber pisado nunca el país iba a ser difícil así que lo mejor sería ir unos días a conocer tanto la oficina como el cliente, y ya de paso, tener una primera toma de contacto con una cultura tan distinta a la nuestra (que no es moco de pavo). Respecto al tema del idioma, él no le dio mayor importancia porque “en el cliente hablan bastante bien inglés, ya que trabajan con empresas europeas”. Me acuerdo de esa frase cada poco…

Mi primera experiencia en Japón fue de maravilla quitando el problema de la lengua, que para entonces no me preocupó  mucho porque “en el cliente hablan bastante bien inglés, blabla…”, pero ya iba intuyendo que ésta gente bilingüe no era. Tuve la oportunidad incluso de hacer un poco de turismo por Tokio y Nagoya y de probar bastantes platos japoneses (si, hay vida más allá del sushi). Por ejemplo los “Tenmusu (天むす)”, una gamba rebozada recubierta de arroz y alga.

Tenmusu (天むす)
Tenmusu (天むす)

En la entrada de un restaurante te puedes encontrar algunos de los platos que tienen de escaparate, para llamar la atención de los clientes. Aunque no son de verdad, están muy conseguidos.

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Ya a punto de abandonar Japón,  en al aeropuerto, junto a la cinta transportadora que lleva hasta los mostradores de facturación, miro hacia la izquierda y veo un cartel que me dice “See you again”.

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Te parecerá una tontería, pero yo en el viaje de vuelta ya iba con la idea hecha de que aceptaría el puesto y volvería a ver al dragoncito. Debido al tema administrativo, era necesario esperar unos meses así que mi llegada definitiva a Nagoya fue a mediados de Mayo de 2014. Y aquí sigo.

Aquello de “los japos hablan bien inglés” es un mito, nada más lejos de la realidad, pero es algo que compensan (a veces) con su infinita amabilidad, esto choca a todo aquel que pisa el país. Si preguntas, por ejemplo, cómo llegar a un sitio, van a hacer todo lo posible por ayudarte, ya sea preguntando a su vez al de al lado, mirándolo en el móvil, o incluso acompañándote y asegurándose de que llegas bien. Esto lo confirmo de primera mano: un señor mayor dejó su comercio para guiarme a una tienda de electrónica a  comprar un adaptador, y el buen hombre no se separó de mi hasta que estuvimos en la caja pagando.

Lo de las tiendas/supermercados en Japón sin saber leer japonés es un drama…Las verduras y frutas pasa porque las reconoces a la vista, pero lo de comprar vinagre de Módena entre 200 tipos de salsas distintas es complicado. Luego hay cosas que aún no me he atrevido a probar como esto:

 

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El título del post Why did you decide to come to Japan? es la pregunta que más veces me han hecho los japoneses al conocerme, y de primeras nunca sé que contestar (para salir del paso un “why not?” siempre me sale). Año y medio después puedo decir que es una experiencia única, que me alegro mucho de haber tomado la decisión de venir y que si volviera atrás diría que sí otra vez; pero también sé que no echaré raíces aquí, la barrera del lenguaje unida a la cultural (bastante dependientes una de la otra)  hacen que un extranjero sea siempre extranjero en Japón. Esto tiene su lado positivo para los que vivimos aquí temporalmente, ya que sus infinitas reglas no nos aplican a los “gaijin” (que significa extranjero en japonés), pero por eso mismo la adaptación completa es dificilísima.

Pero hay que saber coger las cosas buenas de todo paso que damos, y aprender de las malas. De esta cultura me llevo el respeto con el que tratan a cualquiera, el cuidado y la limpieza de trenes, calles, edificios, etc., (encontrar una papelera por la calle es tan difícil como encontrar un papel o colilla tirado en el suelo). Por otra parte su timidez extrema te lleva a valorar, aún más si cabe, esa manera de ser tan extrovertida y directa que tenemos los españoles, la dificultad de comunicación desarrolla una capacidad de comprensión, empatía y paciencia que seguro me será útil en un futuro.

Verónica de Ramos Muñoz-Delgado

Verónica es Ingeniera Industrial por la ETSII (Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales) de Madrid. Actualmente vive en Nagoya y trabaja para Siemens K.K como consultor interno en un cliente japones, AISIN AW, líder en el mercado de transmisiones automáticas.

5 comentarios

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  • Hola Veronica,

    Me ha encantado tu artículo, vine para 10 días a Japon y ya llevo casi 5 años viviendo aquí, ten cuidado que al final engancha…

    un abrazo y a ver si vienes a vernos a Tokio…

  • Verónica, te felicito y no me extraña que tu familia esté muy orgullosa de ti. Gracias por compartir tu experiencia. Mucha gente como tú es lo que necesitamos en España.

  • Verónica!!!! Qué orgullo he sentido leyendo tu fantástico articulo!!! Eres valiente y decidida y por eso tienes el mundo a tus pies!!
    Sigue disfrutando y enriqueciéndote de esta experiencia única que te ha brindado la vida y que sin duda estas aprovechando a tope!!!.
    Gracias por compartir con nosotros tu experiencia única, la cual nos da esa oportunidad de salir de nuestro pequeño mundo y soñar……..
    Un beso muy fuerte desde Madrid