No fueron los numerosos encantos de la Windy City los que me hicieron tomar la decisión de venirme a Estados Unidos a labrar un futuro. No fue su increíble skyline, ni su eterno lago Michigan, ni su jazz, ni su blues...
No fueron los numerosos encantos de la Windy City los que me hicieron tomar la decisión de venirme a Estados Unidos a labrar un futuro. No fue su increíble skyline, ni su eterno lago Michigan, ni su jazz, ni su blues...